Familia Pruneda Cañal (Sariego, Asturias, s. XVIII)


Francisco y Juan Pruneda Cañal (Sariego, Asturias)
por José Manuel Cañal Ferrera (Barcelona)

A mediados del siglo XVIII, se  fundan en las provincias españolas  las sociedades económicas de amigos del país, que imbuidas de las ideas fisiócratas y liberales de la ilustración intentan dinamizar el desarrollo económico de España, promoviendo la libertad económica y de trabajo frente a los gremios. Estos últimos regulaban el acceso al mercado de trabajo, cuantificaban la producción y marcaban la tendencia o estilo imperante en el arte. Apegados los conservadores  al costumbrismo, la tradición y a un  barroco de recargadas formas. Impulsores los liberales de  cambios en la educación, nuevas titulaciones y del  neoclasicismo o retorno a la pureza y simplicidad del arte griego.    
Entre los seguidores de esta corriente ilustrada, encontramos en Asturias a una rama Cañal: los Pruneda Cañal, de Sariego. 

El mayor, Francisco Pruneda Cañal (Sariego, 1739 – Oviedo, 1812), fue escultor y arquitecto. Uno de los cuatro arquitectos oficiales del Principado de Asturias (reconocidos por la Real Academia de San Fernando) que se encargaban de todas las obras civiles. Y maestro –arquitecto fontanero de la ciudad de Oviedo, 1777-1812.   

La reforma de la plaza del Fontán (la más emblemática de la ciudad de Oviedo) fue su obra más reconocida, aunque quedó inconclusa.  Iniciada en junio de 1792, la  concibió como un espacio urbano de forma rectangular, rodeado por un pórtico de columnas, cuyas cuatro entradas daban acceso a unas casas de planta y piso dedicadas al comercio.

En escultura sobresalen el retablo que, junto a su hermano Ignacio, creó para la iglesia de San Vicente de Villategil, en Cangas de Narcea, 1772; y un escudo para el hoy desaparecido colegio de San Matías (jesuitas), que ocupaba el lugar donde se urbanizó la plaza del Fontán.

Su hijo, Francisco, le sucederá por breve  espacio de tiempo como arquitecto oficial de la ciudad.

Juan Pruneda Cañal (Sariego,1755- Oviedo,1816), hermano de los anteriores, fue una personalidad muy activa en el Oviedo de su época:  maestro – arquitecto de la ciudad,  de la catedral, de los conventos franciscanos de la provincia  y de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias; escultor, diseñador de muebles, inventor, científico,  fiel almotacén y asentista.

En la Catedral de San Salvador, restauró la torre, embaldolsó el suelo y concluyó el retablo neoclásico y marmoleado del Cristo de Muñoz, en la capilla del rey Casto.  

Dirigió las obras del monumento a Jovellanos, ya demolido, en 1798.   

Diseñó  un archivo documental con la forma de un arca de tres llaves para la Junta del Principado.        

Inventó y comercializó (por concesión de Carlos IV)  máquinas para contrastar pesos y medidas utilizados en los intercambios comerciales, actividad por la que llegó a ser fiel almotacén de Oviedo y asentista (contratista) de medidas y pertrechos de la Real Renta de Salinas del Principado.

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